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Ocimum basilicum (Albahaca)
La albahaca (Ocimum basilicum L.) es una planta anual originaria de Asia Meridional, que pertenece a la familia de las Lamiaceae y tiene amplios y variados usos debido a sus múltiples propiedades. Es de las especies de plantas medicinales aromáticas que tiene un alto contenido de aceites esenciales, sobre todo de eugenol, de amplio uso en la medicina. En la edad media se encontraba la albahaca entre las plantas medicinales mágicas, ya que, por su contenido en aceites esenciales, taninos, glucósidos y saponinas la hacían muy efectiva en el tratamiento de los trastornos gástricos, respiratorios y urinarios. Además, posee propiedades anti-inflamatorias, antioxidantes y antisépticas, por lo que se emplea en la cura de diferentes enfermedades (Argueta y Cano, 1994; Sam et al., 2002; Salazar, 2003; Lee et al., 2005; Arvy & Gallouin, 2007).
Debido a por su aroma y sabor característico (Koba et al.,2009) también tiene una diversidad de usos en alimentos, cosméticos, perfumes, productos orales y dentales, licores, pesticidas y medicinas (Lachowicz et al.,1997; Murillo et al., 2004; Arvy y Gallouin, 2007; Koba et al., 2009). Por todas estas razones, se ha investigado extensamente la composición química del aceite esencial de la albahaca en diferentes países, encontrándose que ésta varía mucho según el origen geográfico de la planta (variedades), su estado de desarrollo vegetativo y condiciones agronómicas en su producción (Viña y Murillo, 2003; Lee et al., 2005; Arvy y Gallouin, 2007; Koba et al., 2009). Los compuestos aromáticos, tales como metil-chavicol (estragol), cinamato de metilo, metileugenol, eugenol, linalol y geraniol, han sido reportados como los mayores componentes de los aceites de O. basilicum (Sajjadi, 2006; Wossa et al., 2008).

Debido a por su aroma y sabor característico (Koba et al.,2009) también tiene una diversidad de usos en alimentos, cosméticos, perfumes, productos orales y dentales, licores, pesticidas y medicinas (Lachowicz et al.,1997; Murillo et al., 2004; Arvy y Gallouin, 2007; Koba et al., 2009). Por todas estas razones, se ha investigado extensamente la composición química del aceite esencial de la albahaca en diferentes países, encontrándose que ésta varía mucho según el origen geográfico de la planta (variedades), su estado de desarrollo vegetativo y condiciones agronómicas en su producción (Viña y Murillo, 2003; Lee et al., 2005; Arvy y Gallouin, 2007; Koba et al., 2009). Los compuestos aromáticos, tales como metil-chavicol (estragol), cinamato de metilo, metileugenol, eugenol, linalol y geraniol, han sido reportados como los mayores componentes de los aceites de O. basilicum (Sajjadi, 2006; Wossa et al., 2008).
Salvia officinalis (Salvia)
Con el nombre de salvias se conoce una serie de plantas, pertenecientes al género botánico Salvia. Este nombre deriva del latín salvere (ser salvado) debido a sus cualidades curativas, que son conocidas desde la antigüedad (Ortega et al., 2002). Por lo general, el género salvia incluye plantas muy aromáticas, muchas de ellas aclimatadas a los países mediterráneos.
Todas las especies de este género presentan una composición química compleja con abundantes metabolitos de naturaleza terpénica: monoterpenos y sesquiterpenos constitutivos de sus aceites esenciales, diterpenos (carnosol, rosmanol, epirrosmanol, ácido carnósico) y triterpenos derivados del ursano y oleanano. Además poseen abundantes flavonoides y ácidos fenólicos, principalmente ácido rosmarínico. De una manera más específica, la especie Salvia officinalis L. contiene aceites esenciales en grandes cantidades (0,8-2,5%) de cuya composición química destacan por su abundancia los taninos (salviatanino), ácidos fenólicos (rosmarínico, cafeico, clorogénico, ferúlico, etc.), flavonoides (luteolina, apigenina, genkwanina, hispidulina, cirsimaritina, nepetina y cirsiliol), α-D-glucósidos de timol, mentol y tuyol, diterpenos (carnosol, ácido carnósico y rosmanol), triterpenos (α-amirina y ß-amirina, betulina, ácido ursólico y ácido oleanólico), y finalmente fitosteroles (ß-sitosterol, estigmasterol) (Lu y Foo, 2000; Wang et al, 2000; Miura et al, 2001).
A la Salvia officinalis le han sido atribuidas numerosas actividades farmacológicas en la medicina tradicional; sin embargo, sólo algunas han sido validadas científicamente. Según diversas publicaciones, las hojas manifiestan actividad antibacteriana, fungistática y virostática (Jakovljevic et al., 2019; horbani et al., 2017). Es además astringente e inhibidora de la sudoración; además de aumentar el potencial cognitivo (Zeidabadi et al., 2020; Lopresti, 2019).
Rosmarinus officinalis (Romero)
El romero (Rosmarinus officinalis) es una planta mediterránea cuyo término deriva del griego rhops y myrinosque significa “arbusto marino” por su crecimiento cercano a las costas (Alonso, 2004). En dicha especie vegetal se han reportado diversos compuestos químicos los cuales han sido agrupados de manera general por diversos autores en ácidos fenólicos, flavonoides, ácidos triterpénicos y alcoholes triterpénicos y con un alto contenido de aceite esenciales (Caribe & Campos 1991, Botsaris 1995, Atti-Santos 2005).
De manera general, la composición química del aceite esencial de romero ha sido descrita en trabajos que indican el tipo de moléculas activas presentes. Se ha identificado la presencia de α-pineno, β-pineno, canfeno, ésteres terpénicos como el 1,8-cineol, alcanfor, linalol, verbinol, terpineol, carnosol, rosmanol, isorosmanol, 3-octanona, isobanil-acetato y β-cariofileno; los ácidos vanílico, caféico, clorogénico, rosmarínico, carnósico, ursólico,oleanólico, butilínico, betulínico, betulina,α-amirina, β-amirina, borneol, y acetato de bornilo (Ruiz 2000, Almela 2006, Montes de Oca 2010, Tschinggeri & Bucar 2010).
Se han realizado estudios en países como España, India, Alemania, Estados Unidos,Japón, Italia, Libia, etc., por su potencial valor terapéutico que a lo largo de los años ha evolucionado desde su uso popular. El trabajo de Al-Sereiti et al. (1999) describe la farmacología del romero y su potencial terapéutico. En el romero se han reportado decenas de propiedades como estimulantes del apetito, digestivas, mejoradora de la circulación de las extremidades, efecto antirreumático, antiinflamatorio e incluso anticancerígeno por mencionar solo algunas (Borges et al., 2019; de Oliveira et al., 2019; Moore et al., 2016).
Origanum vulgare (Oregano)
Origanum vulgare es una especie autóctona del Mediterráneo europeo, y las primeras referencias de su utilización culinaria y medicinal se encuentran en reseñas helénicas (Chávez et al., 2007). Esta especie es una planta aromática, la cual es sensible a la altitud; de hecho se adapta muy bien a los valles interandinos sobre los 2600 m.s.n.m (Vokou et al., 1993). Debajo de esa altitud, la concentración de aceite esencial especialmente timol y carvacrol disminuye (Hernández & Madrid,2004).
Origanum vulgare es una de las plantas con mayor capacidad antioxidante que existe en la naturaleza (Boskovic et al., 2019). La función antioxidante de diversos compuestos en los alimentos ha atraído mucha atención en relación con el papel que tienen en la dieta en la prevención de enfermedades (Kahkonen et al., 1999). En algunos estudios de especias se han aislado una amplia variedad de compuestos antioxidantes fenólicos. El efecto antioxidante de las plantas se debe a la presencia de grupos hidroxilo en los compuestos fenólicos como carvacrol y timol (Sharifi et al., 2018; Azuma et al., 1999; Deighton et al., 1993).
Además de sus propiedades como antioxidantes, el timol y el carvacrol tienen propiedades como agentes antifúngicos, antibacterianos, acaricidas, analgésicos, antiacné, antiespasmódicas, desodorantes o expectorantes (Vinciguerra et al., 2019; Taleb et al., 2018; Duke et al., 2002). Dentro de las actividades biológicas del orégano se encuentran también la actividad antiparasitaria, estrogénica e insecticida (Boskovic et al., 2019; Habbadi et al,. 2018; Sharifi et al., 2018; Carezzano et al., 2017).
Cannabis spp
El género Cannabis, que incluye el cáñamo o la marihuana, es originario de los altiplanos de Asia central, pero difundida actualmente a nivel mundial gracias a la intervención humana. A causa de su rápida propagación y adaptabilidad ambiental, estas especies tuvieron un gran impacto en las expresiones de diversas culturas; ya que se usaba como fuente de fibra textil, para extraer el aceite de sus semillas, como planta medicinal desde hace más de 4000 años o incluso como psicotrópico y herramienta mística y espiritual (Malpica et al., 2009; Ben Amar, 2006). Es una planta herbácea anual cuyo periodo vegetativo es cercano a un año: y cuya característica peculiar es que presenta diferentes tipos de tricomas, o pelos vegetales, que son los responsable de sintetizar biomoléculas medicinales.
Probablemente, el ingrediente más conocido del Cannabis es la molécula psicoactiva a Δ-9-tetrahidrocannabinol (THC), pero existen muchas variedades de esta especie vegetal con un contenido mínimo y permitido de dicha molécula THC pero muy alto contenido de otras moléculas con alto valor terapéutico y permitidos según la legislación; de hecho se han identificado más de 480 compuestos en este género vegetal (Elsohly M,2005). La funcionalidad de las moléculas cannabidiol y cannabigerol en las especies de Cannabis spp medicinal, y con bajo contenido de THC, son la razón principal que se esté empezando a usar dicho extracto de planta como alimento funcional para enfermedades gastrointestinales, enfermedades metabólicas, neurodegenerativas y/o neuro-inflamatorias (Ben Amar, 2006).
Efectivamente, en los últimos años se han presentado un cierto número de evidencias científicas acerca de las propiedades terapéuticas de los cannabinoides como pueden ser analgesia, disminución de la presión intraocular, efecto antiemético en vómitos inducidos por quimioterapia, propiedades relajantes musculares en diversas enfermedades como esclerosis múltiple, traumatismos medulares y alteraciones del movimiento (Byars et al., 2019; Iannotti et al., 2019; Miller et al., 2018; Sánchez-Robles et al., 2012). Además, algunas aportaciones recientes indican otros posibles usos de estas sustancias como neuroprotectores (en modelos animales de enfermedades neurodegenerativas e isquemia cerebral), antiasmáticos y anticonvulsivantes( Chatkin et al., 2019; Campos et al., 2016).
Lavandula hybrida (Lavandin)
La Lavandula hybrida es una planta híbrida que se obtiene del resultado del cruce entre la lavanda común (Lavandula angustifolia) y el espliego (Lavandula angustifolia). Se hipotiza que la terminología del género deriva o bien de λανω en griego y lǎvo, lǎvātum del latín que se refiere al uso de infusiones de las plantas para el lavado o del en latín līvěo, -ēre, azulado, referente al color característico de las flores de dichas plantas (Morales, 1997). Son plantas perennes con la corola de la flor bilabiada y su características color lavanda o violeta, distribuida amplia y especialmente en la cuenca mediterránea.
Esta especie híbrida tiene un aspecto muy similar a la verdadera lavanda, pero produce el doble de flores y sus tallos tienen un aroma más fuerte debido al mayor contenido de aceites esenciales; de allí que se use mucho más a nivel industrial en perfumes y cosmética. Pero esta especie no solo se usa con fines comerciales en la industria de los perfumes y/o aromas, sino que sus aceites esenciales contienen interesantes biomoléculas mayoritariamente 1,8-cineol, borneol, camphor, linalool o acetato de linalilo que le confieren propiedades como bactericida, antiviral y antidepresivo (Bajalan et al., 2017; Hritcu et al., 2012). Además, se considera que el lavandín comparte gran parte de las propiedades de la lavanda, como sus efectos calmantes, reparadoras, antifúngicos, antiparasitarios e incluso antitrombóticos (Ebani et al., 2017; Nardoni et al., 2017; Ballabeni et al., 2014).
Hypericum perforatum
El Hipérico es una planta herbácea de la familia de las hipericaceae, que crece de forma silvestre, al borde de los caminos y en ambientes secos. La tradición del hipérico viene de lejos ya que Hipócrates la cita por su uso como analgésico y contra la ansiedad, y en la edad antigua se creía que incluso su aroma alejaba a los malos espíritus. La composición química del hipérico es muy compleja; entre sus componentes pueden destacar sustancias como naftodiantronas, hipericina, hiperforina, adhiperforina; flavonoides como hiperósido, quercetol, rutósido, quercitrósido, o xantonas, taninos, ácidos fenólicos, carotenoides o esteroles del tipo beta-sitosterol (Villar del Fresno et al., 2003).
En los bordes de sus hojas y pétalos de flores existen unas estructuras glandulosas secretoras (tricomas) que contienen los pigmentos antraquinónicos como la hipericina que es el principal principio activo (Villar del Fresno et al., 2003). De hecho, las moléculas hipericina e hiperforina, son las principales responsables de mejorar el desánimo por sus propiedades antidepresivas (Oliveira, 2016). Se sabe que actúan sobre distintos neurotransmisores, sustancias químicas relacionadas con las emociones y el estado anímico su articulaciones; Barnes et al., 2001; Greeson et al., 2001; Patocka, 2003; Butterweck and Schmidt, 2007).
Además, el uso externo de extracto de esta planta tiene propiedades anti-inflamatorias como cicatrizantes de heridas, quemaduras leves, inflamaciones de piel o dolores en las articulación (Barnes et al., 2001; Greeson et al., 2001; Patocka, 2003).
Cnicus benedictus (Cardo mariano)
El Cardo mariano (Cnicus benedictus) es una planta anual de la familia de las Asteráceas, originaria de Europa, y muy frecuente en áreas del mediterráneo; aunque actualmente también se encuentra en los Estados Unidos y América del Sur. El término benedictus viene en honor a los monjes benedictinos que la usaron en el edad media para tratar la peste bubónica (Grieve,1973). Tradicionalmente, el cardo mariano es una planta cuyas hojas, flores frutos y semillas tienen con múltiples usos medicinales que van desde el tratamiento de enfermedades como la anorexia, indigestión, diarreas, dispepsia y la diabetes a remedios para trastornos del hígado y el conducto biliar (Natural Standard Monograph. 2008; Vogel, 2005; van Wyk & Wink 2004; Chevalier, 2000).
De hecho, es un potente hepatoprotector ya que contiene silimarina, que ayuda a proteger y regenerar las células del hígado, en enfermedades bastante delicadas como la cirrosis, la insuficiencia hepática y el hígado graso (Natural Standard Monograph. 2008; van Wyk & Wink 2004). A parte de esta molécula, tiene un complejo perfil fitoquímico produciendo interesantes lactonas sesquiterpénicas del tipo glucosidos o germacranólido, principalmente cnidina, acompañada de benedictina; ácidos fenólicos: clorogénico y sinápico o flavonoides com oglucósidos del apigenol y luteol. Biomoléculas como cnicin, artemisiifolin o astragalin tienen propiedades para artritis, ulceras, cólicos, o infecciones bacterianas.
Aunque aún queda mucha investigación por realizar, en los últimos años se ha visto un posible e importante papel en el tratamiento de algunos tipos de cáncer , potenciando la medicación utilizada en el mismo. Las partes aéreas de esta planta podrían proteger a los pacientes de los fuertes y abrasivos efectos de la quimioterapia (Peng et al., 2017; Vijaylakshmi et al., 2009). Ya se están realizando estudios del cardo mariano para la leucemia linfoblástica aguda, cáncer de próstata, de mama o de cabeza y cuello Peng et al., 2017).
Artemisia vulgaris
Artemisia vulgaris es una de las múltiples especies vegetales medicinales del género Artemisia. Los estudios etimológicos de este género Artemisia: revelan que probablemente debe su nombre a la hermana melliza de Apolo, Artemisa, diosa griega de la caza y de las virtudes curativas.
Es una planta herbácea perenne nativa de áreas templadas de Europa, Asia y norte de África. En la Edad Media, esta planta se usaba como hierba protectora mágica, contra la fatiga, para repeler insectos y para proteger a viajantes contra los malos espíritus. De una manera más científica, y al igual que varias especies del mismo género, la especie Artemisia vulgaris tiene propiedades digestivas, antiparasitarias, antibactericas, antiinflamatorias, antioxidantes y anticancerígenas debido a biomoléculas como vulgarin, prunasol o tujona (Soon et al., 2019). Pero es que además, en las últimas décadas diferentes estudios científicos han revelado que este potencial terapéutico se debe también a otras moléculas pertenecientes a diferentes tipos de metabolitos secundarios como flavonoides, sesquiterpenos, cumarinas, acetilenos y ácidos fenólicos (Abiri et al., 2018; Judzentiene et al., 2018).
De especial relevancia son sus aceites esenciales que contienen moléculas como cineol o tujona, flavonoides, triterpenos o derivados de la cumarina que se usan no solo por sus propiedades terapéuticas como antihelmíntico, hepatoprotector, dermatitis atópica o repelente natural sino también por su gran y característico aroma en perfumería y cosmética (Jiang et al., 2019; Bedini et al., 2017; Khosravi et al., 2016).
Artemisia absinthium
La referencia a Artemisia absinthium como planta medicinal se encuentra ya en los papiros egipcios, los primeros textos mesopotámicos y en muchas partes de la Biblia. La Artemisia absinthium, comúnmente conocida como ajenjo, es un arbusto aromático, perenne y pequeño. El aceite esencial de ajenjo ha sido ampliamente utilizado principalmente por sus propiedades neuroprotectoras, antiinflamatorias, antifúngicas, antimicrobianas, insecticidas, antihelmínticas, antipalúdicas y hepatoprotectoras (Moaca et al., 2019; Wei et al., 2019;) e incluso antivirales (Nakamura et al., 2015). De hecho, en 2014 (se evaluó, tanto in vitro como in vivo, las propiedades antivirales de extractos de Artemisia absinthium, concluyendo que tienen un efecto inhibidor de actividad viral muy alto (Marraiki et al., 2014).
Esta planta contiene una amplia gama de aceites esenciales, polifenoles, cumarinas, polisacáridos, saponinas como quercetin, nerolidol y davanona. Pero las tujonas (α-tujona y la β-tujona) representan el componente principal de esta variedad de Artemisia, a veces más del 50% del aceite esencial total. La tujona, una ketona, también presente aunque en menor cantidad en Artemisia afra, es conocida por inducir respuestas inmunes, mediante el aumentos de linfocitos T (Siveen et al., 2011). Esta molécula es conocida también por sus propiedades bactericidas, vermicidas y antimalaricas (Rusking et al., 2009; Shams et al., 2012).